Moverme era mi forma de sentirme viva.

Hasta que mi cuerpo me pidió otra forma de habitarme.”

Mujer con expresión de sorpresa o miedo, cubriéndose la cara con ambas manos.

Durante años probé de todo:

flamenco, barre, paddle board, maratones…

Moverme me hacía sentir fuerte, libre, en casa.

Pero con el tiempo, las lesiones llegaron.

Tres cirugías de rodilla. Un labrum roto en la cadera.

Mi cuerpo me pidió frenar.

Fue mi punto de quiebre. 

Y también el comienzo de algo nuevo.

La yoga apareció como un bálsamo.

Gracias a la guía de @monika.bikram, 

aprendí a moverme desde otro lugar:

uno de conexión, de escucha interna, 

de honrar mis límites.


Ahí empezó mi sanación.

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Mujer haciendo yoga en equilibrio en una tabla en un espacio circular con paredes blancas y un cielo azul visible a través de un orificio circular en el techo.
Mujer en postura de yoga sobre una pelota de ejercicios en un ambiente de madera.

Y luego, encontré los hipopresivos LPF.

No solo respetaron mi cuerpo…

me ayudaron a reconectar con él desde adentro.


Respirar distinto. Habitar el centro. 

Sentirme segura otra vez, desde adentro hacia afuera.

Hoy comparto todo lo que me ha transformado:

  • Yoga desde la compasión  

  • Hipopresivos LPF desde el centro  

  • Movimiento consciente como medicina  

  • Respiración como ancla

No se trata de exigirte más.

Se trata de moverte con intención, desde el centro.

Porque a veces, menos es más.

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